1. QUERER
A LA TIERRA:
Lo sensorial me vincula a mi tierra, lo siento en la plantas de mis pies, aún en la ciudad. Los sonidos del viento que se descomponen en mil voces, los colores verde y azul que aparecen cuando cierro los ojos, el olor dulce de cuando llego a mi casa, los sabores pensados para no olvidar mi origen.
2. BIOGRAFÍAS ALIMENTARIAS:
Me encontré con territorios olvidados en la ciudad. La sesión de clase era simple: traer la receta de maíz preparada en sus familias, con su historia. Nos reconocimos desde la tierra abandonada, desde la resistencia del asfalto y el diálogo con las abuelas.
3. CAMINAR:
La ocasión de buscar plantas y animales en las grietas del asfalto extendió la mirada a esos otros determinados y resistentes seres. Andar en caminata atenta, lenta, al ritmo de cada una. Se mostraron historias dignas de ser narradas y pensadas.